Cuando tuvimos la loca idea de abrir nuestra propia escuela de español hubo varios puntos sobre los que discutimos. Si íbamos a usar un libro o no, cuántos estudiantes íbamos a tener en clase, e incluso conservamos una lista interminable de posibles nombres para nuestra escuela. Sin embargo, teníamos una cosa clara: teníamos que cambiar el método.
Todos los miembros de Jaleo Madrid han pisado alguna vez una escuela de idiomas y se han sentado en el lugar del alumno. De hecho, entre los puntos que tenemos en común está haber sido estudiante de idiomas en otro país, haber vivido y trabajado en un lugar diferente a España, y estudiar una y otra vez cómo mejorar nuestras clases.
Todos tenemos recuerdos similares de esas situaciones, a pesar de que hablamos de diferentes países e idiomas. Todos recordamos los nervios en clase ante esos interminables audios a veces llenos de expresiones formales y un pelín falsos. ¿Habéis tenido alguna vez la satisfacción de ser capaz de entender un diálogo del libro pero salir a la calle y no entender nada? Nosotros sí. Teníamos la sensación de haber perdido el tiempo en clase.
Por eso hemos decidido plantear algunas soluciones a esos problemas. Hay un tipo de estudiante que vive huérfano por unas clases que a veces pierden de vista la calle, que es donde se habla el español. Ahí es donde hemos intentando condensar unos temas que creemos que pueden ser interesantes para ese alumno que estudia español más allá del hobby, sino que lo hace por integrarse en una gran ciudad extranjera.
No nos podemos olvidar tampoco de los kilos de fotocopias que normalmente aparecen a lo largo de un curso de idiomas. Fotocopias que a veces sólo se miran una vez y que, en el peor de los casos, se quedan en el aula, porque el estudiante tiene miedo de acumularlas. Por el respeto que debemos a la naturaleza y las ganas que tenemos de aprovechar las nuevas tecnologías, hemos decidido cambiar también ese enfoque.
Por supuesto, esto no tendría sentido si no rompiésemos las paredes del aula y acercásemos el español a donde se habla normalmente. A ese punto de reunión común en España que son los bares y las cafeterías. Hablando español en igualdad y desde la confianza, pero también con una gran preparación detrás.
Todo esto acercando la distancia entre otro de los mayores problemas: la necesidad de alcanzar un precio justo tanto para estudiantes como para profesores. Creemos que lo podemos lograr, pero necesitamos tu ayuda como estudiante. Esperamos que tú te sientas tan a gusto como nosotros, por eso te invitamos a la primera clase a la que vengas. Y siempre, siempre, nosotros pagaremos tu café.