Hoy nos toca hablar con los profes de español de un asunto delicado: la corrección. Esta es una cuestión a la que no se suele prestar demasiada atención en muchas formaciones, sin embargo es uno de los puntos más importantes dentro de nuestra profesión. Siempre es difícil decirle a una persona que lo que está diciendo no es correcto, por lo que os proponemos un ejercicio para trabajar este aspecto en clase.
En primer lugar tenemos que eliminar el tabú que existe sobre la corrección. Es un aspecto positivo y necesario dentro de la enseñanza. Esto es un tema complejo, ya que posiblemente nuestros estudiantes lo perciban como algo negativo debido a la influencia de la enseñanza tradicional. Pueden llegar a sentir frustración o vergüenza. Si tenemos un grupo de estudiantes, debemos hacer comprender desde el primer momento que las correcciones son positivas.
En este sentido, podemos ayudar a la desaparición de estos monstruos con la elaboración de rúbricas para la corrección que nuestros propios estudiantes deberán completar ante las producciones de sus compañeros. O también, debemos acostumbrarles al análisis de textos o frases contextualizadas con errores. El error es bueno porque cuando lo detectamos, nos dice que comprendemos el idioma a la perfección.
Para motivarles más, vamos a practicar la corrección por equipos. Algunos profes no escriben en clase porque piensan que puede suponer una pérdida de tiempo para el estudiante, pero tenemos que aprovechar los elementos que nos confiere el trabajar en grupo. Otro día, hablaremos de ello, pero hoy vamos a dar paso a la corrección.
Una vez que se haya escrito el texto, pasaremos a la elaboración de equipos de corrección. Tenemos que tener en cuenta el nivel en el que nos encontremos, aunque es una actividad que fácilmente podremos hacer desde A2, adaptando los puntos a corregir.
Por ejemplo, después de escribir un texto al final de B1, podemos dividir por parejas una clase de ocho personas en los siguientes aspectos: Verbos (formas, modos, tiempos); tildes y preposiciones; coherencia y concordancia, y adecuación del léxico. Estos son unos grupos que podremos adaptar según el texto (¿Se trata de un texto formal?¿Estamos hablando de elaborar párrafos?) y según el nivel interno del propio grupo.
En este sentido, convendría conjuntar parejas en las que hubiese una persona que dominase el tema a corregir con otra que le presentase mayores dificultades. De este modo, el estudiante A podría ejercer de miniprofesor con el estudiante B.
Una vez que tengamos las parejas, los textos tendrán que ir pasando por cada una de ellas. Para evitar entre los estudiantes el temido boli rojo, podemos distribuir post-it de diferentes colores, o que los estudiantes escriban notas a pie de texto. Puntos muy efectivos para evitar que haya correcciones que no sean adecuadas.
Evidentemente, no podemos concluir el ejercicio de este modo. Podremos ayudarnos con un proyector o directamente pegar los textos en la pizarra (para ello pediremos a los estudiantes que escriban con letra grande). Todo la clase se levantará al final de la sesión para ayudar al profe a repasar las correcciones, preguntar posibles dudas, e, incluso, el autor podrá explicar algún dato que no haya quedado claro en sus textos.
Poco a poco lograremos que las correcciones se conviertan en algo habitual en nuestras clases sin que esto signifique un reinado del terror. ¿Tú cómo realizas las correcciones? Puedes compartir tus impresiones citándonos en twitter :-). Te esperamos para debatir.